El Amor
La concepción de que es el AMOR hacia otra persona, cómo se manifiesta y que se espera de ese sentimiento es algo muy personal, tan personal como cantidad de seres humanos existimos, así que imaginemos las variantes que pueden existir. En lo que que sí podemos llegar a coincidir es en la existencia de maneras de vivir, sentir y demostrar ese amor más sanas que otras. Y cuando me refiero a sanas, me refiero a aquellas maneras que no dañan, a maneras que sólo contribuyen al bienestar de las partes, un bienestar en el mas amplio de los conceptos.
De la misma manera muchas veces somos testigo del daño que se ocasiona en nombre del amor, cuando los celos y el ser posesivo se hacen presentes. Cuando se concibe el amor como apoderarse de la voluntad de la otra persona, pasando a cosificarla.
Un amor incondicional sería a esta altura entonces la más elevada manera de sentir y demostrar el amor. Un amor que es justamente sin condiciones. Un amor que podría resumirse de un alma hacia otra, un amor que mantiene la unión de las partes más allá de las circunstancias. Un amor que no está dado bajo las sociales etiquetas de «novios», «pareja», «esposos» o «amantes». Un amor profundo. nacido de la pureza del corazón, del regocijo de los instantes de cercanía o el beneplácito de sentir que, aunque lejos, ese ser es feliz.
Romper con los debería ser incluso en los sentimientos puede pasar a ser para muchos un gran desafío, correrse de lo que tiene que ser para ser aceptado es demostrar(se) valentía.
Privilegiado aquel/aquella que siente y vive en libertad y autenticidad uno de los sentimientos mas loables que podemos sentir como seres humamos que somos, donde el saber feliz al otro pasa a ser también parte de la propia felicidad, en esos lazos perdurables más allá de los vaivenes de nuestra existencia…