El AMOR como principio fundante de la PAZ
Ante todo tomemos conciencia del protagonismo que podemos ejercer en tan loable tarea por la paz, al crearla, construirla, generarla, favorecerla, protegerla y hacer de ella la manera elegida para transitar nuestra vida.
En principio, tengamos en cuenta el uso que hacemos del lenguaje cotidiano como generador de nuestra realidad. Los invito a que reflexionemos sobre las veces, las muchas veces, que con nuestro decir hacemos hincapié en la violencia, debatimos sobre las maneras de combatirla, e incluso, erradicarla. Y en ese frenesí olvidamos casi por completo hablar de la PAZ, enfocarnos en ella, en su infinito poder, ya no como algo externo a nuestro SER, sino como una construcción conjunta que parte de un HACER responsable y comprometido de cada uno de nosotros.
Es necesario que admitamos que en nuestro ser humanos se albergan todos los sentimientos y todas las emociones, las que generan bienestar y las otras, las que dañan y mucho. Saber que esa parte que daña también está en nosotros, reconocerlo y aceptarlo, comprendiendo que el hacerlo es uno de los ejes fundamentales para luego conectarnos con el cambio que favorezca todo lo positivo para nosotros, para los demás y el mundo en general. Somos seres libres, y en esa libertad que poseemos está elegir donde enfocarnos y que camino transitar. Entender que tenemos el poder para decidir que hacer ante lo que sentimos y es allí donde podemos hacer una gran diferencia.
Reconocernos en la parte amorosa y luminosa que también poseemos, estimular a que crezca, alimentarla con pensamientos adecuados y acciones que la reflejen. Recordemos que cada uno de nosotros podemos ser inspiración para muchos otros que escuchan nuestra voz y observan nuestro accionar.
Los invito pues a generar una PAZ que no tan solo sea desde la palabra, sino que fundamentalmente se construya gracias a comprometidas acciones en el tiempo.
La necesidad de PAZ nace de la profundidad del Ser y esta intimamente ligada al AMOR. A un AMOR con mayúsculas, capaz de crear los más sublimes pensamientos y los mas preciados actos en favor del mundo en general y de nuestro pequeño mundo en particular.
Tengamos en cuenta que por decisión y elección, podemos vivir en amor. Amor por la vida, por el planeta, por la naturaleza, por los animales, por la plantas, por la propia historia, por lo que hacemos, por lo que proyectamos, por lo que soñamos, por lo que anhelamos, por lo que logramos, por los que amamos y por supuesto, por nosotros mismos. Un estado de constate amor que nos posibilita la paz interior y que ésta se convierta en guía e inspiración para quienes nos rodeen. Un gran amor, poderoso y movilizador. Simiente de todo lo creado y de lo se creará. Capaz de multiplicarse y expandirse. Motor esencial que nos desafía a cada paso, nos confronta y nos impulsa a seguir sin detener nuestra marcha. Un amor que nos convoca, una y otra vez, a transitar diferentes caminos y experiencias. Que nos conecta con el aprendizaje constante, la superación de conflictos y la expansión de nuestro ser.
Todo lo que hacemos y construimos con amor cobra un mayor sentido: una actividad, una profesión, un estudio o un vínculo. El amor todo lo transforma, lo mejora, lo pinta con colores vibrantes e ilumina con la más poderosa luz. Es pasión desbordante, entrega generosa y abundante, belleza en estado puro, una práctica inquebrantable y una puesta en acción demostrable.
Por amor podemos ser mejores de lo que somos, cambiar y transformarnos, aceptar y aceptarnos, tolerar y tolerarnos. Que los otros se conviertan amorosamente en nuestro espejo, observando en cada uno de ellos nuestro propio reflejo. El amor es cobijo, cuidado y protección, elevarnos por sobre nuestros pequeños pasos, expandir nuestras alas y permitirnos volar muy alto y hasta muy lejos. Es brillar sin opacar la luz de nadie. Es ser, permitiendo ser a los demás.
Por medio de estas palabras deseo convocarlos al AMOR, el amor a la PAZ. Desde nuestro espacio interior, esa energía particular podemos generar a viva voz un SI a la PAZ, un SI a la VIDA, un SI al AMOR. Comprometámonos fuertemente en convertirnos en protagonistas de lo que tanto deseamos que suceda en nuestro hogar, nuestro barrio, nuestra ciudad, nuestro país, nuestro mundo. Nadie es ajeno a la realidad que se vive, todos somos parte activa de lo que está ocurriendo. Tomemos conciencia del valor de nuestra individualidad, de lo que construimos desde nuestro ser y lograr hacer de cada día, en nuestra familia, con nuestros amigos, en nuestro trabajo, en el compartir cotidiano, en cada gesto y a cada instante.