Momentos de alto desafío

Existen momentos en la vida en que necesitamos del silencio externo para conectar con nuestra voz interior, sin otras voces que la nuestra.

Nos encontramos con la sensación de que el piso súbitamente se corre y quedamos flotando ante una hondonada de pensamientos y emociones. Ni bien, ni mal, simplemente sucede y bienvenido sea con el sentido que nos trae para transitar.

Vivencias que nos ponen frente a frente, de un instante a otro, ante los imponderables de la existencia humana, con el consiguiente aprendizaje de lo que se siente ante aquello que simplemente está presente.

Ese tiempo para sí mismo, ese tiempo de necesaria introspección, ese tiempo sagrado para observar que sucede ante ese nuevo escenario impensado. Tiempo de búsqueda y encuentro ante lo que a partir de entonces simplemente es, y ante aquello que ya no seguirá siendo tal y como era. Tiempo de honda reflexión, reconstrucción y también de mucha iluminación, tiempo de variadas e intensas emociones que se suceden.

Indudablemente algo nuevo se gesta, el amanecer de una nueva etapa que implica confusión en su inicio pero reacomodamiento en los momentos posteriores. Etapa de imprescindible amor hacía sí, pero también de gratitud hacia aquello que se manifiesta para transformarnos, aunque su manifestación traiga su cuota de dolor.

Comparto con estas palabras las huellas que dejan algunas experiencias con profunda intensidad emocional y enseñanza que pueden atravesarse a lo largo de la vida y de las cuales se puede salir fortalecido y con una inmensa sabiduría para comunicar e inspirar a otros a continuar su propio camino, luego de atravesar grandes desafíos…

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