La empatía y la solidaridad

La empatía y la solidaridad, son valores que van de la mano. La capacidad de desarrollar ambas será siempre lo que marcará una diferencia en nuestra vida y en la de los otros.

Sabemos por propia experiencia que a lo largo de una vida acontecen diversas situaciones que nos ponen ante escenarios límites: el sufrimiento ante lo irremediable, el padecimiento ante pérdidas humanas, materiales, del medio de vida, de aquello que se construyó con trabajo y dedicación. Existen infinitas historias de dolor y desazón. Como así también personalísimas maneras de enfrentarlas.

En medio de tan tristes realidades es cuando se hacen presenten, o así se necesita que suceda, la empatía y la solidaridad. La empatía como ese sentimiento que se aproxima al sentir del padeciente, haciéndolo desde la particular mirada de quien está pasando esa situación, como la está sintiendo, como la está experimentando. Esa empatía que logra comprender y no juzgar. Esa empatía que si el caso lo amerita lleva a tender la mano generosa de la manera en que es posible en cada caso. Y es ahí cuando entra a jugar la solidaridad. Ante casos particulares, con una escucha efectiva y afectiva, un acompañamiento concreto evitando dejar solo y si se tratan de casos que le suceden a grupos de personas puede traducirse en colecta de donaciones, concientización ante determinada realidad, compartir información concreta, sumar la propia voz en mensajes que aporten en momentos y ante situaciones que movilizan tanto las emociones. Es sumamente importante en uno u otro caso hacerlo desde la conciencia de aportar, de sumar, de resolver; no cayendo en la humana tentación de juzgar lo que otros podrían hacer y no hacen. Concentrarse en las propias acciones, poner energía en ello, no distraerse en detalles que quitan tiempo cuando lo que tiene que resolverse demanda celeridad.

En definitiva, cuando la empatía la solidaridad, se hacen presentes en nuestra cotidianeidad, cuando toman protagonismo, el mundo se transforma. Ese mundo propio, el pequeño de todos los días, O bien, ese otro, el que nos une a los otros, el que cocreamos como sociedades, impulsando movidas mas grandes que intenten paliar tanto dolor, tanta angustia. Es ni mas ni menos, que otra de las formas de ser protagonistas de nuestro tiempo, de nuestro paso por esta vida.

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