En tiempos donde nuestras emociones están más a flor de piel, donde nos reconocemos más que nunca en temores e incertidumbre, podemos darle espacio también a aquello que puede apoyarnos a la hora de salir fortalecidos de esta fuerte experiencia por la que todos, sin excepción, atravesamos: fe, esperanza y el convencimiento de que un mañana luminoso es posible.

No se trata de lindas palabras vacías de contenido, se trata de comenzar a darle un superador sentido a lo que nos sucede.

Estamos todos, en mayor o menor medida, con las mismas incertidumbres con vistas al futuro, mas que nada en lo laboral, social y económico. De un momento a otro y sin previo aviso nuestra vida, expectativas y realidad cambió. Como nunca somos conscientes de nuestra vulnerabilidad, de nuestra falta de control sobre las situaciones y la vida en general.

Somos conscientes finalmente que ante lo único que tenemos poder es sobre qué actitud tomar ante lo que ante nuestros ojos está presente.

Yo como ustedes, ustedes como yo, estamos aprendiendo, estamos nutriéndonos, estamos eligiendo como atravesar este inmenso desafío. Y esa elección tan personal, ese qué y cómo transitar será lo que inevitablemente marcará la diferencia para nuestra existencia de aquí en mas, por eso es fundamental que tengamos la posibilidad, que nos demos la oportunidad de introspección, de escuchar nuestras necesidades, de reconocernos en nuestra vasta gama de emociones, de pensamientos, que seamos capaces de conectar con la transformación de nuestro Ser grande tanto como concibamos que nos hace falta para superarnos a nosotros mismos y ser mejores para crear(nos) bienestar.